La noche de reyes el Kafe Antzoki de Bilbo esperaba a otra especie de majestades. La sala era reflejo de que las entradas se habían agotado para la presentación del nuevo disco de los Porco Bravo. Anunciado a bombo y platillo las ganas las teníamos hirviendo y es que hasta el momento los Porco no han dejado indiferente a nadie.
El aperitivo lo puso la banda catalana ´77 que les dejo la sala en el punto perfecto de ignición. Rock auténtico, contundente y eléctrico, con actitud y ganas de transmitir su pasión al público. Presentaban su nuevo disco “Nothing’s gonna stop us” lleno de guitarras incandescentes, solos eternos y mucho mucho rock and roll innato. Contagiaron su entusiasmo en cada canción incluido un magistral solo en el que su guitarra se paseo a golpe de pelvis por toda la sala para acabar revuelto en el suelo del escenario.
El resto del menú lo pusieron los Porco Bravo, incluso el alcohol duro. Arropados por una variopinta Piara que no dejo de gruñir durante todo el show los de Barakaldo incendiaron el mítico Antzoki Bilbaino. Estos chicos salieron a morir desde los primeros acordes. Las medias tintas no son parte de su juego. “Mírame” fue el pistoletazo de salida dejando claro que la Piara llevaba los deberes muy bien hechos. Del nuevo disco pudimos disfrutar “Mienten”, “Ciudad Muerta”, “Solo Quiero Bailar” o “Pídelo Otra Vez” donde demuestran que su música es todavía más sólida que en sus discos anteriores. Las letras más canallas han dejado un pequeño hueco para temas políticos aunque el gamberrismo lascivo sigue estando presente.
La cabeza de jabalí no tardo en salir prendiendo la mecha de una carrera hacia el infierno sin retorno. Las camisetas de muchos seguidores desaparecieron a petición de Manu e incluso vemos alguna atrevida que no llevaba nada debajo de la camiseta. Aquí comenzó el despliegue de posturas prohibidas y actos violentos contra la integridad de uno mismo. Los entusiasmados de las primeras filas se llevaron de recuerdo algún que otro grapazo. No faltó el fuego, las bengalas sodomitas, la lluvia de confeti e incluso el homenaje a Lemmy llenando los gaznates de las primeras filas con Jack Daniels. Durante todo este combo de acontecimientos pudimos descargar con “Lasciva”, “Donante”, “Motel” o “Corre”. El Antzoki se rindió a laz pezuñas del quinteto en “Puto Amor” y la tabla de surf volvió a retar las leyes de la gravedad en “Actitud Eléctrica” para finalizar con las guitarras de Pulpo y Asier prendiendo chispas.
Estos chicos siempre sorprenden, aunque sepas lo que va a pasar, siempre te acaban dejando con la boca abierta. Son como una de esas películas que siempre te apetece ver aunque el final ya no sea un misterio. Su entrega y su pasión se contagian y eso en los tiempos que corren de música prefabricada, amiguismo discográfico y posturas ensayadas es difícil de disfrutar. A raíz de la muerte de Lemmy y Bowie he leído por ahí que se estaban acabando las personas que se apasionan con lo que hacen, las que viven desde las entrañas. Quizás el problema sea que no sabemos donde buscarlas. Ir al próximo concierto de Porco Bravo y entenderéis de lo que hablo.
Por Reina Ginolanda para Arpha Press.
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