Jugaban en casa,
y no en una cualquiera ya que Vitoria ha sido cuna de muchos grupos
del panorama punk-rock, por lo que el sábado la tensión era más
que razonable. La Jimmy Jazz de Gasteiz colgó el cartel de
“agotadas”, indicador de que unas 900 personas esperaban con
expectación lo que esa noche les iban a ofrecer Zarpazo! A cicatriz,
grupo tributo a los inolvidables e irrepetibles Cicatriz. Y es que,
los Zika no fueron un grupo cualquiera. Referentes del punk de la
época de la heroína, el sida y el paro se forjaron a pie de asfalto
de las calles de una Vitoria a la que le dedicaron aquel “Tiene
Vitoria…” y fueron, son y serán modelo para muchos y muchas. Las
expectativas, por tanto, apuntaban alto, teniendo en cuenta un par de
factores; por un lado, que el cantante sea el hermano pequeño de
Natxo y por otro lado, el fracaso acribillado de críticas del
proyecto Goar Cicatriz.
Este tributo es
un homenaje que Gaizka Etxebarrieta, hermano de Natxo, la
inconfundible voz de los Zika, quería hacerle a su hermano y al
resto del grupo. Rodeado de músicos conocidos por los escenarios
gasteiztarras, han querido dar oportunidad a aquellos que quizás por
la edad no pudieron disfrutar del directo del desaparecido grupo o
aquellos románticos de la época que sienten nostalgia porque ya no
se vive el punk como antes. El grupo lo forman Gaizka Etxebarrieta a
la voz, Andoni (124) y Santi (Salvate Si Puedes) a las guitarras,
Igor (Disturbio, Desterrados) a la batería y Porrax (Rockaina) al
bajo.
La historia
parece que se repite aunque el contexto socio-político-económico
haya variado (nunca lo suficiente). Puede que eso haga que aquellas
canciones escritas en los años 80 sigan representando un sentimiento
común del desencanto actual. Y es que quién iba a decirles a estos
jóvenes que 20 años después de su desaparición seguirían siendo
emblema de generaciones inconformes y defraudadas.
El concierto
comenzó con parte del audio del teaser que Dirty Short Films elaboró
para la promo del grupo. Acto seguido, el pistoletazo de salida lo
dieron con un clásico de los Zika, “Rock N Roll”. Sin tregua, se
sucedieron “Botes de humo”, “Cuidado burócratas”, “En
Comisaría” y “Horacio”. Los recuerdos se dinamitaron con “Solo
otra vez”, himno que marcó y marcará el camino de muchos y muchas
que alguna vez nos hemos sentido diferentes (¡y nos alegramos,
además!). No falto ni una de las canciones más representativas de
Cicatriz; “Esto saldrá bien”, “Inadaptados”, “Loco”, “La
204”, “Wendy”, y todas coreadas casi por encima de la voz del
propio Gaizka. El concierto terminó como había empezado. Artillería
pesada; “Escupe”, “Enemigo público” y “Lola”, con mucha
gente queriéndose subir al escenario a compartir el momento.
El abismo
generacional entre el público del concierto deja claro el impacto
musical y cultural que Cicatriz causó desde los años 80 hasta estos
últimos años. El repertorio ha sido todo un acierto y quizás sólo
algún melómano melancólico haya quedado descontento. Es inevitable
acordarse de Natxo por algunos rasgos de la voz de su hermano, un
plus que le da cercanía al homenaje, impulsado por la calidad de los
músicos que le respaldan. En una temporada en la que podemos ver más
bandas tributo que grupos originales y personales resulta difícil no
generarse prejuicios.
El sábado en la
Jimmy Jazz a todos nos dieron un zarpazo que dejará cicatriz.
Por Reina de Lamantekilla (Redactora) y Javi Ruiz (Fotógrafo)